Piedra Angular te
cuenta…
Cuentan que una vez un hombre envió a su joven hijo a llenar un cántaro
al río, pidiéndole que regresara lo antes posible; el joven obedeció y fue
hacia el río mientras su padre le observaba de lejos. Al poco rato, el hombre vio a su hijo poniendo
el cántaro debajo de una cascada, de tal manera, que a causa de la fuerza del
agua y la gran cantidad que caía sobre el recipiente, este apenas podía
llenarse, pues su cuello era demasiado delgado.
Cuando el hijo llegó con el cántaro, le mostró al padre como el cuello se
había roto a causa del fuerte y constante golpear del agua. Además,
este hecho provocó que el agua llegara turbia y sucia….Entonces el padre le
preguntó:
¿Por qué simplemente no sumergiste el cántaro en el río, no veías que el agua
de la cascada era demasiada para el cuello del cántaro?
El hijo le contestó:
Sí, pero es que quería llenarlo lo más rápido posible.
Muchas veces, al igual que el hijo con el cántaro, nosotros, en
nuestras vidas, tratamos de "llenarnos" a nuestro tiempo en un mundo
acelerado y convulso, sin conocer nuestra propia capacidad, y sin darnos
cuenta de que si hacemos las cosas como nosotros queremos podemos hacernos y
hacer daño, pues en ocasiones no estamos capacitados para hacerlas en ese momento.
Es por ese motivo, que algunas veces logramos las cosas a medias y el agua que
conseguimos no es pura ni cristalina, sino turbia.
Queremos tener todo "ya", “al momento”, y en ese proceso
muchas veces nos lastimamos por no dejarnos sumergir poco a poco en la corriente
calmada del río de la vida.
Sabes?, sin conocer nuestra capacidad, no deberíamos de hacer las cosas
“ya” y al “momento”… debemos de llenar nuestro cántaro hasta el tope, sí,
pero en SU momento y según TU propia capacidad.
En Piedra Angular te
podemos ayudar con este y muchos otros temas más…
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